lunes, 17 de octubre de 2011

Nunca estamos conformes del que hacer de los demás, y vivimos a solas sin pensar en los demás, como lobos hambrientos acechando a los demás, convencidos que son nuestro alimento los demás. Los errores son tiestos que tirar a los demás, los aciertos son nuestros, y jamás de los demás, cada paso un intento de pisar a los demás, cada vez más violento es el portazo a los demás.

Las verdades ofenden si las dicen los demás, las mentiras se venden cuando compran los demás, somos jueces mezquinos del valor de los demás, pero no permitimos que nos juzguen los demás. Apagamos la luz que por amor a los demás, encendió en una cruz el que murió por los demás, porque son ataduras comprender a los demás, caminamos siempre a oscuras sin pensar en los demás.

Nuestro tiempo es valioso, pero NO el de los demás, nuestro espacio precioso, pero no el de los demás, nos pensamos pilotos del andar de los demás, donde estemos nosotros, que se aguanten los demás. Condenamos la envidia cuando envidian los demás, más lo nuestro es decidía que no entienden los demás, nos creemos selecto entre todos los demás,
seres pluscuamperfectos con respecto a los demás.

Olvidamos que somos lo demás de los demás, que tenemos el lomo como todos los demás,
que llevamos a cuestas unos menos y otros más, vanidad y modestia como todos los demás.
Y olvidando que somos los demás de los demás, nos hacemos los sordos cuando llaman los demás, porque son tonterías escuchar a los demás, lo tildamos de manía el amor por los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario